lunes, 26 de enero de 2009

Rojo

Cierro los ojos y me dejo llevar por el cansancio. Hay algo que me aleja de este mundo; pero no lo suficiente. Los fuertes latidos se llevan el sueño, y me dejan intranquilo. Demente y acalorado, pido a Dios por esperanza; pero en el fondo de mi mente sólo resuena el eco de mis súplicas. Hace unos días pedía fe, y ahora con fe pido esperanza... una respuesta. Debo admitir que soy muy cobarde como para no creer; o para perder la ilusión de que algún designio sobrenatural pudiese llegar a cambiar el curso de las cosas. 

Y me atormentan mis propios pensamientos; y me acongojan mis propias reflexiones... Lo sé, y no puedo dejar de saberlo; no puedo dejar de sentirlo. He sido sepultado. Y mis besos, y los rastros de mi cuerpo se habrán ido al olvido. El tiempo se va...

No hay comentarios: