lunes, 26 de enero de 2009

Rojo

Cierro los ojos y me dejo llevar por el cansancio. Hay algo que me aleja de este mundo; pero no lo suficiente. Los fuertes latidos se llevan el sueño, y me dejan intranquilo. Demente y acalorado, pido a Dios por esperanza; pero en el fondo de mi mente sólo resuena el eco de mis súplicas. Hace unos días pedía fe, y ahora con fe pido esperanza... una respuesta. Debo admitir que soy muy cobarde como para no creer; o para perder la ilusión de que algún designio sobrenatural pudiese llegar a cambiar el curso de las cosas. 

Y me atormentan mis propios pensamientos; y me acongojan mis propias reflexiones... Lo sé, y no puedo dejar de saberlo; no puedo dejar de sentirlo. He sido sepultado. Y mis besos, y los rastros de mi cuerpo se habrán ido al olvido. El tiempo se va...

miércoles, 21 de enero de 2009

Trastornos

Me descubro hecho pedazos tras el acto de exhibicionismo. Me descubro incompleto y lleno de miseria. Suspiro la dureza de mis propias palabras y el dolor de mis inventos. Quisiera estar adentro... muy adentro. Soy habitante del vacío...

jueves, 15 de enero de 2009

Melancholy Mechanics

Cuando amaneció, había dejado de creer en las primeras impresiones. Casi todas se habían desvanecido; y las que no, esperaban el momento adecuado para huir. Había dejado de creer en ellas simplemente por un problema de interpretación. Solía pensar que se trataban de indicios cósmicos que anunciaban cambios positivos; pero con el pasar de los días comencé a percibirlos como señales aleatorias de procesos injustificados. No existe percepción que no termine por distorsionarse, ni mecanismos para volver al objeto original...

sábado, 10 de enero de 2009

Digitalia

Ahí estaba, de espalda, sin imaginarse que me encontrara tras de ella. Me acerqué con cautela, propiciando un encuentro casual, pero no se percató de mi presencia. No quería tener que saludarla yo, sino que esperaba que por su propia iniaciativa ella lo hiciera. Pero aún no se había dado cuenta de que la estaba acechando, y actuaba como si nada estuviese sucediendo. Pensé que convendría acercarme más, y entrar a su campo de visión; así al menos no tendría cómo evadirme. Nada sucedió. La miré de frente, a los ojos, pero no encontré respuesta en su mirada. Sus pupilas apuntaban a la distancia. Triste, y completamente humillado, hice lo que no quería. La salude con un aire de ternura. Ella respondió con un saludo frío que dejé escapar. Intenté comenzar una conversación, pero ella se quedó callada, y no contestó ninguna de mis preguntas. Recordé los días en los que intenté comenzar a amarla, y que recibí algunos signos de interés de ella. Ahora nada quedaba. Ni la dureza de sus letras, ni la profundidad de su mirada. Después de un rato, simplemente entendí que se había desconectado; y que yo flotaba solo en el espacio. El ciberespacio.

miércoles, 7 de enero de 2009

Hiperracional/Irreflexivo

A veces quisiera golpearlo todo. Romperme los nudillos contra cualquier superficie rígida y dar profundos gritos de dolor. Y de esa manera desviar los sentidos hacia mi cuerpo y la manera en que se hace pedazos; expandir mis límites de sufrimiento; verme en el espejo estando completamente deshecho. Sumido en el placer del dolor y la amargura, y lejos de la satisfacción, gimiendo tu nombre y maldiciéndolo eternamente...

Casa

Lo último que dije fue que se me estaban agotando la fe. Ella no lo entendió, pues, desde su experiencia, ninguna de mis palabras podía tener sentido. Su reacción inmediata fue reprochar mi actitud y tildarla de frágil. Y como en el fondo sus racionamientos se podía rescatar una estructura verbal coherente, tuve que darle la razón. Hablé de la suerte y de los designios azarosos, pero ella no pudo comprenderme... Era lógico pensar que si alguien hubiese podido entender las profundas causas de mi aflicción, ese alguien habría tenido que ser yo mismo. Hace tiempo que no me sentía tan solo y tan incomprendido.

domingo, 4 de enero de 2009

Ataraxia

Se miraba al espejo como si estuviera meditando. Entre los rastros de sangre y los cientos de abultamientos que formaban su rostro, podía descubrir a una mujer. Esa mujer que se había abandonado a los cuestionamientos y había perdido la razón. Esa misma mujer que por vana accidentalidad arrasó con su tiempo y se dejó consumir por sus deseos; la mujer que no podía decir con certeza si moría, o si ya lo había hecho.

Existir es un acto de arbitrariedad, y ella lo sabía. Existir en el tiempo, y en todo aquello que es irreversible (y ella lo lloraba). Tuvo la posibilidad de amar, y de ser amada en el lenguaje. Pero, para ella jamás acontecería cosa tal, porque se salía de su entendimiento, y de sus cadenas de significación. Se miraba al espejo deseando que detrás de esa horrible coraza quedaran fragmentos de sí misma; de su Yo que se apagaba...