miércoles, 22 de octubre de 2008

Apología a la discordancia

Me lamento en silencio, y a escondidas; dando gritos hacia adentro. No quiero que sepan mi infortunio, ni que me encuentren aflijido. Mi mente no puede dejar de maldecir una y otra vez tu nombre, sin importar que haya jurado amarte hasta la muerte. Y es simplemente porque ya no eres; porque dejé morir a tu cuerpo y a tu mente, y no a esa semilla de esperanza. Y aunque digo que te odio, y que jamás quiero volver a verte, mi corazon no deja de gritar secretamente: ¡Vuelve! ¡Vuelve!

No hay comentarios: